Texto perteneciente a la exposición Sacar la lengua, celebrada en Espacio F (Galería Artificial) de Madrid en 2003
“Ocurrió la segunda noche, en plena tormenta. Yo estaba recostado a su lado, intentando alcanzar su postura. Era difícil si tenemos en cuenta que el barco se inclinaba histérico como un columpio. Como estábamos tumbados debajo de los asientos del salón, podía sujetarme a las patas para no resbalar hasta el otro extremo de la estancia. Esto hubiera sido una delicia para su orgullo. No podía permitirlo, y en mi afán por impedir que se riese de mí, o quizás por sentirme tan ridículo en aquella situación, le saqué la lengua (…)
Según avanzaban las horas, el barco se balanceaba cada vez con más violencia y en la desesperación por aferrarme al sillón el acto de burla se volvió desesperado. Sin embargo ELLA estaba allí, a mi lado, sin poder sujetarse a nada, pero totalmente quieta. Serena (…)
La tercera noche debajo de los sillones comenzó a organizarse. Se estaba estructurando, delimitaba con precisión su cuerpo de color y yo pude verlo con claridad: primero apareció una boca, con sus labios, las comisuras… Era extraño, como si algo se hubiera adueñado de ELLA.
Acto seguido me sacó la lengua. Un impulso me hizo contestarle, volviéndole a sacar la lengua como la pasada noche. Luego lo repitió ELLA, luego yo, otra vez ELLA, y así durante el resto de la última noche de la travesía.”
Tres noches en el Mar de Cortés. Relatos del Golfo de California.
Los alientos de Sonora
Oil on canvas. 200×200 cm.
2003